La acción debe realizarse con total honestidad; para ello, debemos permitir que cada persona se exprese según sus motivaciones internas. Muchas veces no es necesario tocar nada.
La ética de la danza no busca atajos ni elogios fáciles. Busca hacer un trabajo honesto y decente, ignorando lo obvio. Si el coreógrafo está dispuesto e investiga con seriedad, cumplirá con su responsabilidad.
El arte tiene una función reveladora. Es una visión sensible que posibilita la realización de la existencia. Una existencia que, paradójicamente, trasciende todos los sentidos.